El diablo de Milán 3: Prueba de Amor (Spanish Edition) by Cathryn de Bourgh

El diablo de Milán 3: Prueba de Amor (Spanish Edition) by Cathryn de Bourgh

autor:Cathryn de Bourgh [Bourgh, Cathryn de]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2017-03-16T23:00:00+00:00


La luz

Varina comprendió que tenía que sobreponerse a ese infierno y luchar. Luchar

hasta el final. Como si estuviera en una guerra y su vida pendiera de un hilo. No era buena idea pelear con su raptor y desafiarle, había dejado de hacerlo. No porque la hubiera vencido, pero tenía miedo, estaba aterrada y temía que en medio de tanto dolor y estrés su hija naciera antes de tiempo.

Dejó de pelear con Tadeo y logró que él se tranquilizara y la dejara salir, dar

paseos. Pero ella distaba de sentirse tranquila.

Estaba preparándose para lo peor. Diablos, quería salvar a su hija, quería vivir porque si él la mataba en un arrebato de pasión ya no tendría nada y su única esperanza era regresar con Valenti. Creía que si seguía su juego estaría a salvo. Sabía que debía ser fuerte y adaptarse, luchar por su vida y por su libertad sin rendirse.

Los días pasaron y tuvo la sensación de que eran meses, años. El tiempo en esa

casa se hacía eterno y luchaba por no dejarse vencer por la angustia y la desesperación.

Una mañana Tadeo tuvo que salir, le dijo que regresaría luego del mediodía.

Sabía que no dejaría la puerta abierta, nunca lo hacía, a pesar de que en ocasiones la llevaba a dar paseos por los alrededores sabía que la vigilaba, él y sus guardias lo hacían. Pero al menos salir aliviaba un poco la angustia y el estrés de su cautiverio.

Ese día no habría paseos y se acercó al ventanal del comedor deprimida.

Sí, ahora podía recorrer la casa a sus anchas y ver películas en el plasma, oír

música. Cuando iba al pueblo le traía dulces o regalos para ella y para su bebé como si fuera un marido tierno y complaciente.

Pero no era su marido.

Era su raptor y lo odiaba. Y odiaba tener sexo con él para poder disfrutar esos

privilegios de dar paseos o vagar por la casa sin que se encontrara con una puerta cerrada como antes. Siempre le daba lo que le pedía para que la dejara en paz, pero lo hacía de forma mecánica, sin sentir nada, era sólo sexo y no la satisfacía, odiaba hacerlo y casi podía compadecer a todas las rameras que lo hacían por dinero porque no era satisfactorio, era un tormento a veces y otras era algo tan frío y vacío. De haber sentido algo por ese loco tal vez se habría excitado y alcanzado algún orgasmo, pero no sentía nada más que odio y miedo por Tadeo.

Varina miró su anillo de casada y sus ojos se llenaron de lágrimas. El día anterior mientras lo hacían quiso quitarle el anillo pero no pudo, su mano estaba hinchada y no salía. Se escapó por eso.

“Te compraré un diamante mucho más grande y haré que te quiten ese” le dijo.

No permitiría que hiciera eso, era su anillo de bodas, Valenti se lo había dado

y era el símbolo de su amor.

Tadeo dijo que Valenti no le perdonaría que hubiera dormido con él, que ya no

era la virgen



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